miércoles, 24 de agosto de 2011

Todo tiene su fin.

Presiento que ya es la hora de dejarlo todo marchar. Después de tanto tiempo… tanto tiempo malgastado para esto. Me siento tan insignificante y todo ¿para qué? Me cansé de todo, de mí, de ti, de las circunstancias. Yo sé que me importas y lo sé porque me has hecho muy feliz pero el tiempo pasa y las heridas se curan despacio. No podemos ignorar todas las cosas malas y es imposible no sentir esta tristeza que me envuelve. No queda otra salida. Todo terminó y ya era hora. Ahora es mi momento, él momento de pensar en mí. El momento para tomarme un descanso y hacer las paces conmigo misma. Quiero olvidarlo. Todo aquello que pasamos juntos, quiero dejarlo atrás y mirar adelante. Veo que tú ya lo has hecho y mucho antes que yo y creo que ha llegado el momento de decirte adiós, de separar nuestros caminos. De aquí, desde este escritorio, desde estas cuatro paredes quiero que sepas que lo fuiste todo y pudiste ser más pero te negaste. Nunca, en ningún momento te pedí nada que no me podías dar y tampoco algo que no me merecía pero siempre hay un “tal véz” y eso es lo que me llevó a este momento. Es la hora; me despido y estoy tranquila porque me siento orgullosa de mí y de mis errores porque sé que en ningún momento volverán a repetirse.

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