Todos hablamos mucho cuando nos cuenta cosas parecidas que les ocurre a
otras personas. No sé por qué, pero nunca pensamos que puede sucedernos a
nosotros y, en cambio, el dia menos pensado...¡pam! Te toca a ti. Tiens
que arreglar cuentas con tu orgullo, y con tus ganas de seguir con
él...¡pero que coñazo! Siempre he sido una negada en matemáticas. Y
además, en el amor no existen ecuaciones ni operaciones. No existe el
contable de los sentimientos o el asesor financiero del amor. ¿Qué
ocurre que hay que pagar un impuesto para ser feliz? Si fuera verdad, lo
pagaría con gusto. Lo peor de todo es que le echo de menos. Estoy en el
puente, me paro. Me acuerdo de esa noche, esos besos. Veo nuestro
candado y me acuerdo de cuando arrojó la llave. Era una promesa, ¿tan
difícil era mantenerla?
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