Perfectamente imperfecta.

Es verdad que no soy cariñosa, que rozo la frialdad, que me cuesta expresar lo que siento o pienso y que soy lo más irascible que conoces; de euforia a tristeza en pocos segundos. Que a veces no se lo digo y me contradigo, que soy ingenua, incluso infantil, que no sé lo que quiero y que cambio de opinión sin cesar hasta volverte loco, que no siempre soy perfecta, aunque siempre que te miro leo en tus ojos que sí; que a menudo me pongo tonta y no sé exactamente que decir pero no me callo y te mareo. En definitiva, que soy… ¿rara? Tú dices que especial. Y te gusta, y me gusta que te guste. Y me gusta que a pesar de lo fría consigas que no quiera otra cosa más que abrazarte, y que aunque me cueste expresar lo que siento no tenga reparos en decir ‘Te quiero’ cada vez que estás tan cerca que casi no puedo respirar.. Y… aunque no sepa lo que digo a veces, sé que no miento cuando te digo que quiero pasar el resto de mis días contigo, así, abrazados. Y que sí, seré ingenua e infantil pero puedo perderme en tus labios como si no supiera que significan esas dos palabras. ¿Qué no sé lo que quiero? Me pasa con todo menos contigo, y sé que te mareo y que, a veces, no todo es perfecto, pero nadie dijo que todo iba a ser fácil, pero sí prometieron que valdría la pena.